En la fiesta de Pentecostés, celebramos el Día de los Laicos. Así queremos resaltar cómo la fuerza del Espíritu Santo, derramada en el interior de los fieles desde el Bautismo y la Confirmación, nos impulsa a vivir y renovar cada día su compromiso de discípulos y misioneros. El Beato Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica sobre los laicos, afirmaba que “el Espíritu Santo unge al bautizado, le imprime su sello indeleble y lo constituye en templo espiritual; es decir, le llena de la santa presencia de Dios gracias a la unión y configuración con Cristo. De esta manera el bautizado participa también en la misma misión de Jesús, el Cristo, el Mesías Salvador” (No. 13).
En torno a este fecha, el Papa Francisco ha tenido también dos intervenciones señaladas con los Laicos.
En la Vigilia de Pentecostés, con los Movimientos Eclesiales, se entablaba un rico diálogo y el Papa respondía a diferentes preguntas, compartiendo su propia experiencia de fe, iluminándonos sobre cómo los Movimientos y asociaciones debemos comunicar esa fe hoy; cómo debemos vivir una Iglesia para y con los pobres, cómo ser hombres nuevos, cómo aliviar el sufrimiento que nos produce sentirnos inútiles para cambiar de verdad la sociedad.... Cuestiones de la vida diaria de los laicos compartidas e iluminadas con las palabras de Francisco que podéis leer AQUI
Y en la propia solemnidad de Pentecostés, el Papa celebraba la Santa Misa con los Movimientos Eclesiales, centrando la HOMILIA en las claves de novedad, armonía y misión. La novedad cada día de Dios en nuestras vidas, la armonía en la diversidad que nos enriquece y la misión, cuya alma es el Espíritu Santo que nos hace salir de nosotros mismos, nos muestra el horizonte y nos impulsa al mundo.
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