"Cada vez que miramos a María
volvemos a creer
en
lo revolucionario de la ternura y del cariño...
Mirándola descubrimos que, la misma que alaba a Dios porque 'derribó de su trono a los poderosos y despidió vacíos a los ricos’ es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de la justica. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret y, también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo a auxiliar a los demás sin demora. Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización". (cf. EG 288, Francisco)
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