El 1 de Febrero de 1856, después que el Arzobispo de Santiago de Cuba, Antonio Maria Claret y Clará, abandonaba la Iglesia de San Isidoro, tras de haber predicado un sermón de víspera sobre la presentación de la Virgen María en el templo, fué súbitamente agredido por un sujeto nombrado Antonio Pérez y conocido por el Isleño. El agresor hacía poco tiempo que vivía en Holguín ejerciendo el oficio de zapatero.
Aunque el atentado fue perpetrado por una sola persona, las investigaciones determinaron que se trataba de una conspiración para acabar con la vida de Antonio María Claret. Incluso llegó la falsa noticia de la muerte del prelado hasta Santiago de Cuba, propagada por quienes la esperaban. Holguín fue el culmen de una persecución que comenzó mucho antes. ¿Cuáles fueron los motivos? Sencillamente, recordar, pedir, exhortar… a los cristianos que llevaran una vida coherente con el Evangelio y con la opción de vida cristiana elegida.
Este atentado es un catalizador de la espiritualidad martirial de san Antonio María Claret. Su deseo de entrega hasta la muerte se ve reflejado en la elaboración espiritual que él mismo hizo de este hecho. El gozo que sintió Claret al sufrir este atentado fue el de quien logra lo que andaba buscando desde hacía mucho tiempo, con la satisfacción de conseguirlo en el momento y el modo menos imaginables, aunque su ánimo estuviera bien dispuesto para ello.
Holguín fue la consecuencia de una vida coherente con el seguimiento de Cristo, llena de celo apostólico para que Dios fuese conocido, amado, servido por todas las criaturas. El celo de la casa del Padre devoró a Claret, perseguido por la causa del Hijo (cf. Mt 5,11), hasta la navaja barbera de Holguín. A partir de aquí, su sangre derramada, como sello sobre las verdades evangélicas que predicaba, le hizo crecer en fidelidad en medio de persecuciones y calumnias que, como él mismo decía, irían esculpiendo, labrando, cincelando, fraguando… su figura carismática, capaz de alegrarse en los tormentos de cada jornada, por la gloria de Dios y la salvación de todos los hombres.
Está recuperándose de las heridas cuando Claret, aún en cama, piensa e idea la Academia de San Miguel, grupo de laicos que quieran vivir y anunciar el Evangelio y así sean ellos misioneros. Más tarde, en Madrid, la crea... . Por eso, ya en el siglo XX, en concreto en el año 1979 se organiza el Movimiento de Seglares Claretianos que quieren ser los herederos, en los tiempos actuales, de aquel espíritu.
Claret se nos presenta claramente como un pionero que se adelanta a su tiempo. En el reglamento de las “Bibliotecas populares y Parroquiales”, insiste en que toda la responsabilidad descanse sobre los seglares y no sobre los sacerdotes, “porque .... EN ESTOS ÚLTIMOS TIEMPOS PARECE QUE DIOS QUIERE QUE LOS SEGLARES TENGAN UNA GRAN PARTE EN LA SALVACIONE DE LAS ALMAS” (Bibliotecas. Pág. 18).
Para los Seglares Claretianos, el aniversario de esta fecha ha de ser aliciente que nos lleve a seguir dando la vida dia a dia por y para ser verdaderos Evangelizadores, bajo la protección del Corazón de María, fieles al sueño de Claret.
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