Queridos hermanos y hermanas del Movimiento de Seglares Claretianos: Ha sido una alegría recibir la noticia de vuestro 25º aniversario como movimiento y poder unirnos a vosotros en la acción de gracias a Dios por haber dado forma a uno de los sueños de Claret.
Deseo que esta celebración sea un impulso para avanzar en vuestra identidad espiritual y evangelizadora. Vosotros que tenéis a Claret como modelo inspirador del seguimiento de Jesús y de la misión, que hacéis una lectura del Evangelio desde vuestra vocación al servicio del Reino de Dios, que estáis llamados a estar entre los pobres del mundo como lugar privilegiado de la presencia del Señor, que queréis vivir y construir una Iglesia más familiar, que os sentís llamados a ser evangelizadores mediante la acción transformadora, que sabéis que vuestro lugar primero de misión es desde la inserción en el mundo y en las condiciones ordinarias de la vida, que tratáis de desarrollar las pequeñas comunidades porque creéis en la Iglesia de comunión y fraterna… tenéis mucho que aportar a la Iglesia. Más aún, en este tiempo en el que tratamos de dar solidez a la Familia Claretiana y de abrir caminos en la misión compartida, la aportación de los seglares sigue siendo decisiva para que el carisma de Claret se plasme en toda su riqueza.
Ya hace decenios que la Provincia Bética de los Misioneros Claretianos está comprometida con el Movimiento de Seglares Claretianos. Han sido muchos los pasos dados en comunión desde la cercanía, el apoyo, los asesores y las opciones, haciendo que vuestra realidad en Bética sea una de las más vivas y activas del Movimiento. Ahora queremos renovar nuestro compromiso de seguir impulsando el Movimiento desde la familiaridad y fraternidad, sin dependencias, pero desde un mismo carisma y una misma inquietud. Queremos seguir cerca de vosotros desde el asesoramiento y desde el espíritu claretiano que imprimimos a todas nuestras tareas apostólicas, especialmente a la Pastoral Juvenil. Sois un don de Dios para todos nosotros y en la medida en que crezcáis todos seremos beneficiados.
La Iglesia y el mundo nos necesitan unidos y coordinados. Que este sea nuestro gran desafío para la evangelización. Y pidamos al Señor que nos de la intuición de su Espíritu para discernir el lugar, el modo y la manera como debemos responder a tantas realidades que esperan aún la Buena Nueva del Evangelio.
Que el Señor os siga bendiciendo y que el Corazón Inmaculado de María, madre de evangelizadores, os cuide en el camino para que podáis responder a tantas realidades que esperan aún la Buena Nueva del Evangelio.
Juan José García, cmf
Provincial-Bética
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